Charlotte York y por qué es esa amiga a la que mejor le va en el amor.
Cómo sus actitudes mal tachadas de estirada, pija y remilgada son las que la llevan al éxito en el amor y todo lo que pasa después.
Como ya sabéis, adoro volver a ver de vez en cuando Sexo en Nueva York, mi serie favorita. Creo que nunca dejo de hacerlo. Es curioso como cada vez que paso por los mismos capítulos e historias de siempre, aunque evidente no haya cambiado ni una sola coma en sus guiones, encuentro diferencias en mis reacciones. Según lo que haya vivido durante los últimos meses, las relaciones sociales, los cambios en mi vida, etc, cada vez que la veo llaman de mi atención aspectos diferentes o incluso, cambio de opinión sobre algunos conflictos o personajes.
Aún así, algo que no cambiará por muchas veces que oiga la sintonía de inicio después del logo de HBO, será el especial cariño que le tengo a Charlotte York. Pese a que mucha gente la clasifica como la amiga pija, estirada e incluso con pocas luces, vengo a demostrar que es todo lo contrario. Bueno, menos lo de pija.
Podría hablaros de decenas de looks que adoro de ella y que además, han envejecido la mar de bien (como en la quinta temporada, presentación del primer libro de Carrie, adornando un escote palabra de honor negro con una cadena de cola de topo formando un lazo. Ella, la más coquette 🎀). Pero hoy vengo a hablar de su persistencia en la búsqueda del hombre perfecto y de su historia de amor.
“I’m pretty, I’m smart, I’m a catch”.
Cada año que cumplo y, por suerte o por desgracia, aumenta mi experiencia en relación al género masculino, admiro más cada una de las decisiones que sobre todo en las primeras temporadas, Charlotte tomaba en respecto a los hombres y sus citas. Fijaros bien, no la veréis dos capítulos seguidos con un hombre que no merezca la pena o que simplemente no encaje en lo que ella busca. Lo que más me fascina es que sus estándares son taaaaan específicos que puedo troncharme de risa a la vez que admirarla. ¡Charlotte es genial porque es divertida sin pretenderlo!
Recuerdo varios momentos en los que rechaza a hombres que en un principio eran perfectos. Como aquella vez que su ligue besaba tremendamente mal y, después de un par de indicaciones y ver que no mejoraba la cosa, le deja ahí plantado como un pasmarote. O cuando en una cita con otro desdichado, se da cuenta de que no coincidían sus gustos en vajillas. Inmediatamente le deja por hortera. Si Charlotte comenzaba a salir con un hombre pasaba directamente a un casting para “El Marido Perfecto”, ni casi algos ni historias para no dormir, y a la mínima que se desviaba del objetivo este era rechazado y olvidado.
“Cuando a Charlotte le gustaba mucho un tío, decía su nombre completo. Así se imaginaba mejor el monograma de sus toallas”.
Carrie Bradshaw
Pese a los comentarios y en ocasiones, burlas de sus amigas, ella sabía exactamente lo que quería. Y a diferencia de Samantha con Richard Wright, Charlotte nunca perdió el foco. Por supuesto, esto le costó muchas decepciones y algunos lloros, pero ella sabía lo que valía (“un millón” le dijo a Bunny) y nadie le iba a robar la ilusión.
“Ten cuidado con lo que sueñas”, dicen.
Al fin llego Trey a su vida. Él era todo lo que había soñado en un hombre y la boda no tardó en llegar. La boda perfecta para un matrimonio… imperfecto. Comenzó con la historia de que Goleta y Rebecca no se entendían (por favor, ved la serie y no me hagáis ponerme explícita). Resultó que Trey era uno de esos hombres que diferenciaban las mujeres entre “mujeres con las que te acuestas” y “mujeres con las que te casas”, relacionando así el sexo como una falta de respeto hacia su mujer. Si hay uno de los momentos por los que admiro a Charlotte, sin duda es este. Yo ya le habría enviado donde Carrie tendría que haber enviado a Mr. Big, pero gracias a su testarudez, su foco, descubrió el problema y lo solucionaron.
Hasta que llegó el momento en el que Trey se interpuso entre el siguiente paso de su plan de vida. “Quiero tener un hijo, creía que tú también. No creo que tenga que renunciar a él”. Y así fue como cortó con su matrimonio para seguir el destino que ella misma eligió.
Pese a tener que pasar por una de las etapas más difíciles de su historia, que no podía discernir en mayor medida con sus sueños, Dios, el universo o la vida le volvió a dar la mano. La pelea bajo supervisión de abogados junto a su ex suegra Bunny por el piso que Trey le dejo tras el divorcio, llevo a Charlotte a conocer al real y nada planeado amor de su vida: Harry Goldenblatt.
Cuando eres la eterna perfeccionista controladora, la vida se encarga de bajarte los pies a tierra.
Charlotte es una perfeccionista nata, controladora hasta la histeria y dejadme confesaros que si hay algún aspecto de mí con el que luche a diario… Esto me suena. Aun así y aprendido a las malas, soy practicante de la idea de que a cada perfeccionista la vida nos baja los pies a tierra de vez en cuando, demostrándonos que no tenemos el control de todo.
Y es entonces cuando a nuestra amiga (permitidme estas palabras) se le va la pinza por completo. Se vuelca al 100% en su nueva relación “Destino: Matrimonio” hasta el punto de convertirse al judaísmo. Al ver que Harry iba a ritmo de “persona normal” Charlotte estalla de los nervios y le grita: “¿Sabes la suerte que tienes de tenerme?” Obviamente, Harry sale por patas.
¿Os dais cuenta de que Charlotte está tan feliz con su vida, tomando sus propias decisiones y cumpliendo sueños, hasta que se obsesiona con un hombre? Cuando se obsesiona demasiado con un hombre es cuando se le tuercen los planes.
Aún así, para el cuidado de mis esperanzas e ilusiones, tras algunas citas horribles en las que a Charlotte le regalan claveles (me parto), la serie nos regala un rencuentro con pedida de mano incluida. Un pedida de mano preciosa, sin pretensiones ni expectativas.
Abrazando a todas esas madres que algún día lo serán.
Aún cuando ya crees que has llegado a tu final feliz, la vida se encarga de recordarte de que no eres tú quien tiene el mando al completo de tu destino. Durante gran parte de la serie, Charlotte tiene complicaciones para ser mamá biológicamente, representando así a todas esas mujeres que, bajo una sombra de secretos y vergüenzas, lidian con la infertilidad y los abortos espontáneos. A todas vosotras, os mando un abrazo y mucho cariño.
Adoro cuando, en mitad de procesos de adopción súper devastadores en los que hasta el propio Harry parece agotado, ella no pierde la esperanza ni deja de lado nuevas ilusiones, como su nueva perrita Elisbeth Taylor y el concurso de belleza canina. Igual que yo tengo mis musas, tu tienes las tuyas, ella tiene las suyas. Estoy segura de que hablo por todas las fans de Charlotte, que adoramos la escena en la que, inspirada por un documental de Elisabeth Taylor, se viste, se maquilla y se peina como una auténtica estrella de Hollywood, se recompone momentáneamente y acude al primer cumpleaños de Brady, el hijo de Miranda.
Y me voy a quedar en el último episodio de la serie porque seguiría opinando párrafo tras párrafo y acabo de recordar de que tu simplemente estás leyendo un email.
En conclusión. Amiga, foco en lo que verdaderamente quieres. ¿Quieres disfrutar como Samantha? Foco en ello. ¿Quieres centrarte plenamente en tu carrera y amigas como Miranda? Foco en ello. ¿Quieres encontrar a alguien, a ser posible decente, con quien compartir tu vida como Charlotte? Foco en ello. Sea como sea, que ningún Mr. Big te venda la moto.
PD: Lo de “Maldigo el día en que naciste” lo dejamos para cuando vuelva a verme las películas. Comentadme sobre qué os gustaría que hablásemos próximamente:
Desde aquí os mando ánimos y amor para conseguir lo que verdaderamente queréis.
Nos leemos pronto,